REENCUENTRO EN MELILLA

Una virtud del facebook (ignoro si tiene más) es que nos ha permitido rehacer líneas de amistad que parecían perdidas en el baúl de los recuerdos. A mí me ha ayudado a reconectar con la “pandi” del “insti”, como nos llamaba Margot, y ha propiciado que, días atrás y después de cuarenta años, nos hayamos reencontrado en Melilla. Estábamos casi todos, casi todas.

Seguro que podéis imaginar cuántas emociones pueden desatarse en un momento así. Abrazos largos e intensos, recuerdos atropellados que se explican con la voz entrecortada, anécdotas que se visualizan como acabadas de ocurrir, paisajes urbanos que, a pesar de los cambios a mejor, nos hacen recuperar el hilo de nuestra adolescencia... Vivencias a raudales, en definitiva.

El tiempo ha pasado. Es evidente que los cuerpos han perdido frescura y las muchas canas no son flor de un día. La ciudad también se ha transformado espectacularmente, aunque de manera desequilibrada. Pero constato que los afectos profundos que construimos alrededor del instituto, en aquellas tardes interminables en el Parque, en los largos paseos hasta el faro o en los guateques de luz escasa siguen muy vivos. Y nos inyectan nueva vida.

Vuelvo del “pasado” con ilusiones renovadas. Recuperar los orígenes me ha sentado muy bien. Y en agradecimiento a la pandilla y en reconocimiento de que mucho de lo que soy lo soy gracias a ellas y a ellos, escribo “os quiero” en la lengua en la que forjamos esta hermosa red de amistad que nos sostiene.

Deseoso ya de un nuevo reencuentro, vuelvo a la vorágine del día a día... torno a la feina!