dilluns, 5 de novembre del 2012

A UNOS FEDERALISTAS LENTOS

Queridos y admirados (casi todos) intelectuales federalistas:

Leo, con estupor, vuestra salida del armario, después de tanta silencio y me he quedado de piedra con algunos de vuestros argumentos. Debo decir, de entrada, que yo era federalista y que no seré independentista, pero entenderéis mi sorpresa al comprobar que personas como Mario Vargas Llosa, de innegable trayectoria conservadora, quieran aleccionarnos sobre la maldad intrínseca del deseo expresado por una buena parte del pueblo de Cataluña de decidir el futuro de este nuestro pequeño país a la vista del trato insoportable que venimos recibiendo por parte de las instituciones del Estado Español; trato que, a pesar de vuestro canto a la ausencia de menosprecio, quien más y quien menos ha podido vivir en sus propias carnes cuando hemos paseado por los múltiples rincones de la España profunda, donde identificarse como catalán es un penoso ejercicio de autodefensa colectiva.

Yo también rechazo la manipulación que Artur Mas y CiU están haciendo del sentimiento de rebelión catalán. Intenta, nuestro President, ocultar bajo la “estelada” los innumerables escándalos de corrupción , nepotismo e insensibilidad social que ha protagonizado su Govern durante los dos años de mandato en que ha ido destruyendo los derechos sociales adquiridos con la lucha y el esfuerzo de muchas generaciones. Pero no os equivoquéis: el rechazo a la España prepotente, avasalladora y maltratadora es una realidad más extendida de lo que algunos queréis ver y otros negar. Y no tiene más salida que el ejercicio del derecho de autodeterminación.

Cuando eso ocurra no tengo claro qué haré. A día de hoy creo que sería bueno que Cataluña sea Estado para poder negociar de tú a tú, con España o con Europa, ya veremos,  las condiciones de una nueva etapa en la historia de este pueblo, pero, como a mucha gente de aquí, me preocupa más, en este momento, las elecciones del día 25 en las que nos jugamos quién gobierna este país y, sobre todo, qué país queremos construir. Y tengo la sospecha de que a vosotros también y de ahí el manifiesto, que interpreto más como un balón de oxígeno a alguna fuerza política absolutamente descolocada que como el pronunciamiento sereno que me hubiera gustado, por ejemplo, cuando pasaron el cepillo a nuestro Estatuto de Autonomía.

Espero, finalmente, poder conversar con alguno de vosotros el día 14, en cualquiera de los piquetes, manifestaciones o concentraciones con motivo de la Huelga General.

¡Ah! Y, si como decís, "Ni España ni la Constitución de 1978 ni el Estatut de 2006 niegan a los ciudadanos de Cataluña ejercer su derecho a decidir", espero que nos ayudéis a hacer posible la consulta y, sea cual sea el resultado, que trabajéis junto al Parlament  para defender, en Madrid, en Bruselas, o donde sea preciso,  la voluntad del pueblo catalán. 

Con todos mis respetos.